Historia

Historia de la Hermandad

Es breve la historia de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Señor Jesucristo en su Entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz, tan sólo veinticinco años de sentimiento cofrade, de amor a unos titulares. Aunque desde 1987 se comienzan a reunir un grupo de cofrades loreños con el fin de fundar una nueva hermandad, pero no será hasta el día 15 de abril de 1988 cuando nos lleguen las primeras noticias escritas cuando ese grupo de cofrades asisten regularmente a reuniones en la Casa de la Hermandad Mayor de Ntra. Sra. de Setefilla.

En estas primeras sesiones, estos jóvenes cofrades se preocuparon ante todo de la formación religiosa y de los fines a conseguir en su evangelización cristiana, para ello se ponen en contacto con don José Jiménez Domínguez y don Rafael Morales de las Heras, reputados cofrades de nuestro pueblo que expusieron sus ideas, puntos de vistas y experiencias dentro del mundo de las Hermandades.

Poco después se inician los trámites para la creación de la nueva Hermandad bajo la denominación de “Nuestro Padre Jesús de Nazaret en la Entrada en Jerusalén”. El grupo es asesorado por don  José Jiménez Domínguez y don Manuel Caro López, Presidente y Secretario del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Lora del Río, respectivamente. A la vez se produce la incorporación al grupo de los componentes de otro grupo que poseía el mismo fin de constituir una nueva hermandad, y también se elige a don Diego Delgado Díez como Portavoz-Secretario con el objetivo de redactar el Acta Fundacional de la nueva hermandad, que se regirá por una Junta Promotora.

Hasta este momento la Junta Promotora había tenido como sede de sus reuniones la Casa de la Virgen, pero empieza a surgir la necesidad de elegir una parroquia en la que la nueva hermandad deberá establecerse canónicamente. Tras una votación a mano alza se dio por aprobado el resultado que declaraba a la Parroquia de San Sebastián como sede canónica. Poco después se elige una Comisión que representa a la Junta para reunirse con el Cura – Párroco de la Parroquia de San Sebastián, don Antonio Ramírez. La reunión mantenida con don Antonio Ramírez resultó bastante positiva y se intercambian impresiones sobre las condiciones del templo. A partir de este momento, la Junta Promotora que suprime el término “provisional” de su nomenclatura, se traslada a la Parroquia de San Sebastián donde fija su lugar de trabajo.

En todo momento, don Antonio Ramírez se posiciona a favor de que la futura Hermandad tenga su Sede Canónica en la Parroquia de San Sebastián y que desde esta Parroquia inicie su Estación de Penitencia por las calles de Lora. Otro aspecto a destacar de las reuniones mantenidas con don Antonio Ramírez es el suprimir los términos “Nuestro Padre” de la nomenclatura del grupo que pasa a denominarse “Junta Promotora de la Hermandad de Jesús de Nazaret en la Entrada en Jerusalén”.

A partir del día 4 de octubre de 1988, el trabajo de la Junta Promotora tiene 4 objetivos fundamentales. El primero de ellos es enviar un escrito al Arzobispado de Sevilla para el reconocimiento oficial del grupo; en segundo lugar, trabajar sobre las futuras Reglas de la hermandad; en tercer, llevar a cabo importantes mejoras en las instalaciones de la Parroquia de San Sebastián y por último, trabajar de cara a la feligresía de la Parroquia y darse a conocer públicamente al pueblo de Lora en general.

Tras dos años de vacío documental, llegamos al día 8 de abril de 1990, Domingo de Ramos, la Junta Promotora da un paso más para conseguir su objetivo, y tras la bendición de Ramos en el Convento de la Limpia e Inmaculada Concepción de María, y posterior procesión de Ramos hacia la Parroquia de San Sebastián, tendrá lugar la Solemne Función Principal, la Bendición de las Sagradas Imágenes Titulares y primer Besamanos a las mismas.

Un mes más tarde, concretamente el día 9 de mayo de 1990 la Junta Promotora es aceptada por la Vicaría General del Arzobispado de Sevilla como Agrupación Parroquial de Jesús de Nazaret en Jerusalén y María Santísima de la Paz con sede en la Parroquia de San Sebastián, sin ser considerada aún Hermandad, pues es un paso previo para llegar a serlo,  dependerá de la autoridad inmediata y legítima de la Parroquia.

No sería hasta noviembre de 1991 cuando la Agrupación Parroquial convoque en una asamblea extraordinaria a todos los hermanos mayores de 18 años para dar a conocer las reglas de la futura hermandad y votarlas si así procediese. Por fin, tras años de trabajo luchando por un sueño, el día 25 de diciembre de 1993 el Excelentísimo Arzobispo de Sevilla  aprobó las Reglas de nuestra corporación, convirtiéndose de ese modo en Hermandad y Cofradía de Nuestro Señor Jesucristo en su Entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz.

Desde entonces cada Domingo de Ramos a las cinco de la tarde, Lora del Río espera la bendición de su Señor y la Paz de María.



Nuestras Imágenes Titulares
Nuestro Señor Jesucristo en su Entrada en Jerusalén
La talla de Nuestro Sagrado Titular es obra del imaginero loreño Juan Antonio González García, más conocido como Juan Ventura, quien se formara con el maestro de maestros Francisco Buiza Fernández.
La Imagen fue realizada en madera de cedro policromada, en el año 1990 por encargo de nuestra Hermandad. Su figura es articulada, por lo que permite presentarse tanto de pie como a lomos del pollino, siempre en actitud de Bendición. La maestría con que Juan Ventura resuelve su rostro se ve reflejada en las muchas lecturas que de sus rasgos faciales podemos hacer.
En un barroco muy personal, se nos presenta a Cristo con un rostro sereno y reflexivo. De su mirada, franca y profunda, emana cierta tensión provocada por el momento que iba a acontecer: el Señor era recibido por los moradores de la tumultuosa Jerusalén; era ya patente el desenlace de su vida terrenal y el cumplimiento de la palabra de Dios. En tal circunstancia, la gubia de Juan Ventura dota a Nuestro Sagrado Titular de una presencia nayestática aunque sobria. Su boca entreabierta  conjuga la  emoción  contenida en la expresividad de quien parece se dispone a hablar al pueblo que tiene ante Él.
Muy del gusto del imaginero son los ojos almendrados, además de los cabellos y barbas, estos últimos solucionados con destrezas para portar dinamismo a tan noble talla.
Sin duda, se trata de una Imagen muy significativa en la carrera artística de Juan Ventura y en la vida religiosa de sus paisanos loreños.



María Santísima de la Paz.
                                                                                                   
De la misma gubia, Juan Ventura, y en 1990, nace Nuestra Sagrada Titular, María Santísima de la Paz.
No son muchas las ocasiones en las que una advocación mariana se ajusta tan debidamente a la iconografía de la Dolorosa que porta el nombre. Hacemos esta asignación basándonos en el piadoso y melancólico rostro de nuestra Virgen.
Su Imagen, también tallada en madera de cedro policromada y a tamaño natural, poseía originalmente una encarnadura más clara que, unida a su juventud, nos recuerda a las Dolorosas conventuales del siglo XVIII.
Enmarcado en un óvalo facial tradicionalmente vinculado a la iconografía hispalense, podemos admirar un eje ojos – nariz – boca resuelto con maestría. Las cejas levemente entornadas dejan al descubierto una mirada desgarrada, vencida, aunque sosegada, mostrando quizás un duelo agotador o unas circunstancias dolorosamente asumidas.
María Santísima de la Paz, de naturalidad extrema, mira ensimismada y alicaída, mientras tres lágrimas han comenzado a recorrer sus mejillas. No se trata de un sollozo, sino de un llanto contenido, apenas iniciado. El perfil dramático reside en sus manos, cuyos dedos se contraen y rinden a tan crueles acontecimientos.
El imaginero Juan Ventura capta en estado puro el sentimiento de una Madre que anhela la Paz de Su Hijo, Su Paz Interior, …,  la Paz del Mundo.